Cae sangre sobre mi ventana
No me toca porque estoy de este lado
Cruel vidrio,
tan delgado
no me moja
pero salpica sobre mí la carmesí sombra
de un cielo agonizando.
Pongo mi mano contra el cristal:
Llueve y veo palidecer las nubes
que sin tregua se desangran.
Llueve y todavía tibia
la sangre me dice que sigue viva
el alma que sostiene
sobre nosotros un espacio
aún no tocado por sus armas.
-Llueve es cierto-,
me dice,
pero no hay grito que no se aplaque,
ciclón que no se canse,
grilletes que no se abran.
-Llueve es cierto-,
me dice,
pero hasta la lluvia escampa.
Comentários